En una de las mayores protestas opositoras en Rusia desde la caída de la Unión Soviética, decenas de miles de personas se manifestaron ayer frente al Kremlin para exigir el fin del gobierno de Vladimir Putin y en protesta por el presunto fraude del partido del premier en las elecciones parlamentarias del domingo pasado.
Con el lema "Por unas elecciones limpias", la inédita manifestación, que antecede los comicios de marzo próximo, en los que Putin aspira a acceder a un tercer período como presidente, se extendió a otras 15 ciudades rusas.
Los manifestantes, convocados principalmente a través de Internet, llevaban carteles en los que se leía: "¡Las ratas deben marcharse!" y "¡Estafadores y ladrones, devuélvannos nuestras elecciones!", en ciudades desde Vladivostok hasta Kaliningrado.
Según los organizadores de la protesta, unas 100.000 personas se congregaron en la plaza Bolotnaya, en una isla ubicada en el río Moskova, contiguo al Kremlin de Moscú, al grito de "¡Putin es un ladrón!".
Para la policía, que desplegó a 52.000 efectivos...
en todo el país para controlar las protestas, hubo unas 25.000 personas.
Más de 130 manifestantes fueron detenidos en todo el país, informó el Ministerio del Interior ruso, la mayoría por participar en movilizaciones no autorizadas por las autoridades locales.
Las protestas desafían la imagen de Putin -presidente entre 2000 y 2008, y desde entonces premier- como el hombre que se había ganado la confianza de la mayoría de los rusos, que es sostenida por los canales televisivos controlados por el Estado.
El deterioro de esa imagen quedó patente en los comicios legislativos del domingo pasado, en los que el partido del premier, Rusia Unida (RU), perdió la mayoría de dos tercios que tenía en la Duma (Cámara baja).
Según la oposición, el retroceso de RU en las urnas fue aún mayor, pero reducido mediante un fraude electoral generalizado. Informes de observadores locales e internacionales sostienen que se cometieron numerosas infracciones electorales.
Las denuncias de manipulaciones en las elecciones y la pérdida de escaños del partido en el poder detonaron el malestar latente desde hace mucho tiempo entre miles de rusos.
DEMANDAS
"Las mentiras a las que recurrieron las autoridades han convertido al país en un gran teatro, con payasos, igual que un circo", dijo Alexander Trofimov, uno de los primeros manifestantes que llegaron a la protesta en la plaza Bolotnaya.
"No tenemos un sistema judicial independiente, no hay libertad de expresión. Todo esto combinado crea una situación que obliga a la gente a protestar", señaló otro manifestante, Albert Yusupov. Algunos llevaban máscaras, como símbolo del "robo" del voto.
Ante la multitud congregada en Moscú, un líder opositor, Vladimir Ryzhkov, leyó una lista de demandas para el gobierno, que incluían la anulación de las elecciones del 4 de diciembre y la realización de nuevos comicios parlamentarios; el registro de partidos de la oposición, y la liberación de personas que los manifestantes consideran prisioneros políticos.
"Rusia cambió hoy, el futuro cambió", sostuvo Ryzhkov, que instó a los manifestantes a realizar una nueva protesta el 24 próximo. "¡Volveremos!", gritó la muchedumbre.
Sin embargo, Konstantin Kosachyov, un abogado de RU a quien se autorizó a hablar en representación del Kremlin, descartó que haya negociaciones respecto de las demandas de los organizadores de la protesta. "Con todo el respeto por la gente que vino a protestar, no son un partido político", afirmó.
Las marchas son una prueba de la capacidad de la oposición de convertir la ira nacional en un movimiento de protesta en la misma escala de las rebeliones de la "primavera árabe".
La mayoría de los expertos en política rusa afirman que Putin, ex espía de la KGB, que domina al país desde hace 12 años, no corre el riesgo inmediato de ser derrocado y que es difícil mantener el desarrollo de las protestas en un territorio tan vasto.
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